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La pandemia y la salud de los pies en el trabajo

Manuel Portela, presidente de la Asociación Portuguesa de Podología

Rita Pedrosa, coordinadora del SPODOS - Foot Science Center

¿Sabía que caminar descalzo o con pantuflas durante mucho tiempo no cuidan da la estabilidad del pie, como suele suceder en contextos de aislamiento resultante de la actual pandemia COVID-19, puede tener efectos negativos sobre la salud de sus pies y, en consecuencia, sobre todo el sistema musculoesquelético? ¿Y que esto puede incluso avergonzar su regreso al trabajo?

Esta pandemia está afectando los pies de los trabajadores y cuyo impacto solo puede ser mitigado por la combinación de buenas prácticas de ejercicio regular y el uso de calzado que favorezca la salud del pie.

Durante la actividad diaria y/o ejercicio físico, nuestros músculos se estimulan constantemente, manteniendo su función de equilibrio y determinando la postura de todo el sistema musculoesquelético, es decir, de nuestros pies. Por el contrario, la inactividad induce atrofia muscular y, en consecuencia, cambios en la postura del pie y en la forma del caminar.

La tendinitis y la fascitis plantar son las quejas más frecuentes y las que más motivan a los pacientes a buscar ayuda médica.

La actividad o inactividad excesiva puede conducir a tendinopatías en los pies, a saber, fascitis plantar, agravada por cambios posturales en el pie y por el uso de zapatos sin soporte y protección de la estabilidad del arco del pie.

Se cree que las principales causas de este fenómeno, que se ha ido agravando en este contexto pandémico, son las principales causas de caminar descalzo y sobre suelos lisos, o incluso con zapatillas, sin ningún tipo de apoyo para los pies. En las redes sociales, son innumerables los videos que demuestran esta mala práctica, incluso en contextos de ejercicio físico.

El ejercicio físico debe ir acompañado de un calzado adecuado para cada modalidad, con el fin de favorecer la estabilidad, soporte, amortiguación y protección del pie y la postura del individuo. Hacer ejercicio es bueno, pero requiere el cuidado necesario para no ser contraproducente. En casa, durante el aislamiento, debemos mantenernos activos y realizar algún tipo de ejercicio físico, pero siempre con los pies debidamente estabilizados y guiados. Ejercicios que no impliquen golpes constantes o presión excesiva en el pie son esenciales.

Por otro lado, este contexto pandémico también motiva situaciones contrarias, de gran inactividad, con personas que pasan la mayor parte del día sentadas, lo que puede provocar edemas en los miembros inferiores y agravar otras posibles patologías.

Cualquiera de estos casos puede contribuir al deterioro de la salud de los pies, comprometiendo la movilidad en general e incluso limitando la vuelta al trabajo de las personas en su plena capacidad. No será de extrañar, a corto plazo, el aumento de casos de trabajadores que necesiten recurrir a consultas de podología y/o calzado profesional a medida.

Consultar a un podólogo sobre el calzado adecuado para cada tipo de pie o para determinar si puede beneficiarse de una ortesis para soporte adicional del arco o para cambiar la mecánica del pie puede, en muchos casos, resultar indispensable para minimizar las molestias.

Los pies son el segundo “corazón”, encargado de bombear la sangre hacia arriba, por lo que el encierro y el sedentarismo también tienen complicaciones vasculares y linfáticas, aumentando el edema y las molestias en los pies y piernas.

Evitar el sedentarismo y sus consecuencias, evitar largos periodos de andar descalzo o en pantuflas, que son responsables de un importante número de caídas entre los ancianos, y favorecer el uso de zapatos que favorezcan el soporte y estructura del pie son actitudes cruciales para mantener un buen estado general de salud en las extremidades inferiores.

El cuidado de los pies, a menudo descuidado, es esencial. En última instancia, lo que está en juego es la calidad de vida futura y la capacidad para desempeñarse en el trabajo.